Los barnices son productos que nos ayudan a proteger la obra una vez acabada de los agentes externos que la podrían dañar, como el polvo, la suciedad, la humedad, la luz, etc.
También avivan los colores y retrasan el proceso de envejecimiento.
Deben aplicarse en sitios ventilados y preferentemente con la obra en plano.
Son productos que hay que remover bien antes de su uso, sobre todo los de acabado mate.
Antes de aplicar un barniz definitivo a un trabajo en óleo, es muy importante esperar a que todas las capas hayan concluído el proceso de oxidación, el cual corresponde aproximadamente a un
año por milímetro de espesor, dependiendo de las condiciones ambientales, la luz y la ventilación a la que haya sido sometido el cuadro. Sólo el barniz de retoque puede ser aplicado cuando después de unos días la capa superficial está seca al tacto. Los demás barnices sellarían la entrada de oxígeno y dejaría las capas inferiores frescas, lo que podría provocar problemas de cara a la conservación de la obra.
Podemos encontrar los barnices con dos modos de aplicación: líquido de aplicación tradicional y
en aerosol.
En ambos casos debemos esperar el tiempo de secado correspondiente de la obra y dar la cantidad apropiada para que posteriormente no se nos cuartee. A continuación damos algunos consejos para su uso:
El presentado en frasco debe extenderse con una paletina ancha y trazo regular.
Es importante que se aplique una capa fina de este producto. Se puede repetir la operación.
Siempre que se pueda, es mejor aplicarlo en plano.
Aunque los barnices de Talens se autonivelan, queda mucho mejor si extendemos dos capas, separadas entre sí por varias horas y en sentidos diferentes.
El barniz presentado en spray debe aplicarse de forma regular y a unos 40cm de distancia de la superficie de la obra.
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